Pedro Sánchez es bipolar, y lo sabes.

-Fíjate si estoy en contra que voy y lo firmo-. Esto es lo que debió pensar ayer Pedro Sánchez cuando firmó el pacto que incluía la cadena perpetua con el Partido popular y traicionó, una vez más, los ideales de su partido.

Estamos acostumbrados a ver a los políticos desdecirse, hacer lo contrario a lo que prometen incluso mentir; pero lo de Pedro y el PSOE resulta insólito. Como muestra un botón:

– «Somos republicanos». Pero apoyamos la monarquía.

– «Reformemos el art. 135». Pero ahora conviene derogarlo.

– «Nunca pactaremos con el Partido Popular». Pero pactamos.

– «Nuestra línea roja es la cadena perpetua». Pero cedemos.

Estos cambios tan repentinos de opinión denotan dos cosas, bien que están algo perdidos y buscan desesperadamente líneas nuevas de actuación que les hagan remontar en las encuestas. O bien que son grandes cobardes y prefieren no hacer y moverse en terreno seguro. Aunque seguramente no sea ni la una ni la otra, sino un poco de las dos.

Pedro, tu liderazgo más que al de un dirigente político se parece al de Belén Esteban en la casa de Gran Hermano VIP; todos sus compañeros la respetan porque es la más popular, pero todos la cuestionan a sus espaldas.

 

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