Los enemigos del feminismo

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Los enemigos del feminismo

El feminismo, que según la RAE se define como el movimiento que lucha por la igualdad de derechos de la mujer y el hombre, tiene sus enemigos. Algunos de estos enemigos son evidentes y estridentes, se caracterizan por darse golpes en el pecho mientras gritan “feminazis” y resultan patéticos en su esfuerzo por mantener sus privilegios contra el signo de los tiempos. Otros enemigos del feminismo son más sutiles: se caracterizan por intentar hacerse pasar por feministas, y son los más peligrosos.

Uno de estos enemigos solapados es el llamado “feminismo light”, seguido por personas que no terminan de entender que la igualdad de derechos entre mujeres y hombres no puede ser parcial ni temporal, ni es una concesión graciosa del hombre hacia la mujer, ni es revocable cuando molesta demasiado o cuando conlleva cambios estructurales en la sociedad. La escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, célebre por su discurso Todos deberíamos ser feministas, define de maravilla el feminismo light con varios ejemplos, como la típica frase “por supuesto que una mujer no tiene que ocuparse siempre de las tareas domésticas, cuando ella está de viaje, me ocupo yo”. Sin comentarios. Como afirma la propia Adichie, ser feminista es como estar embarazada, lo estás o no lo estás. O crees en la plena igualdad entre hombres y mujeres, con todas sus consecuencias, o no.

Otro de tales enemigos es el que se autodenomina “feminismo liberal”, abanderado en España por el partido Ciudadanos y su adalid Inés Arrimadas, que en fecha reciente ha cometido el desvarío de defender, desde el supuesto feminismo que dice profesar, la regulación de la prostitución y de los vientres de alquiler. La pirueta ideológica es espeluznante. Inés Arrimadas confunde a propósito las libertades individuales, irrenunciables en todo sistema democrático, con la libertad de mercado. Que la doctrina del liberalismo económico sostenga que todo está a la venta, incluido el cuerpo de la mujer, está en las antípodas del feminismo. Inés Arrimadas, hasta ahora aspirante a gobernar nada más y nada menos que Cataluña, debería saber que las mujeres que se prostituyen o que tienen hijos para otros se ven, en un porcentaje altísimo, forzadas a ello, ya sea porque sus condiciones de vida son tan miserables que no ven otra salida para subsistir, o porque son efectivamente obligadas a hacerlo. Inés Arrimadas, dirigente con mucha proyección, buena oratoria y que no parece en absoluto estúpida, debería saber que no hay nada menos libre que el mercado: como decía el economista José Luis Sampedro, “en el mercado el dinero es el que da la «libertad de elegir», y resulta que en el mercado llamado «libre» los poderosos efectivamente eligen mientras que los débiles se resignan con lo inferior o con nada». Lo verdaderamente feminista es reivindicar unas condiciones de vida dignas para las mujeres, de forma que ninguna tenga que resignarse a comerciar con sus órganos sexuales y reproductivos para ponerlos al servicio del placer o del capricho de los poderosos.

Tal y como debemos desconfiar de quienes afirman “yo no soy machista ni racista, pero…”, desconfíen de quien se les acerque para decir “yo soy feminista, pero…”: esa persona es, lamentablemente, un enemigo o enemiga del feminismo.

Por Agustín L de la Cruz

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